domingo, 19 de agosto de 2018

Me dejo llevar


Hoy lo vuelvo a ver. Lo conocí ayer, me lo presentó una amiga en común. Me sedujo desde el primer momento su sonrisa, su mirada penetrante, su amabilidad, su tono de voz, pero sobre todo su seguridad.

Josep es un tipo diferente, mi amiga ya me lo dijo, si alguien puede es él. Tenemos cosas en común: nos gusta las energias de las personas, la filosofía, observar y conversar. Me estremezco cuando pienso como me miraba ayer.... como sus manos acariciaron las mías en diferentes ocasiones. Me reconozco nerviosa, llena de deseo.

Anoche al llegar a casa lo sentí en mi piel, lo viví en mí hasta quedarme dormida después de susurrar su nombre en el momento más placentero del día. Lo imaginé recorriendome de los pies a la cabeza, besandome con esa pasión digna sólo de los buenos amantes. Primero reconoció mi cuerpo delicadamente con sus manos, me hablo con dulzura en varias ocasiones dandome a conocer su deseo por mí. Mi cuerpo cada vez más acelerado, mi sexo húmedo, mis ojos cerrados y una buena dosis de imaginación hicierón que hoy esté predispuesta a todo. Quiero sentir de nuevo ese extasis ya olvidado, necesito sentirme deseada nuevamente. Pero mi mente me pide cautela, no quiero expectativas que luego me fustren, pues en mi mente y en mis sueños todo es genial. Ahora quiero averiguar si mi amiga tiene razón y vuelvo a ver ver las estrellas del universo tan añoradas.

De momento lo estoy haciendo esperar, mi ducha rápida se ha convertido en una casacada de pequeños orgasmos conseguidos por mi deseo acumulado de todo el día pensando en como nos vamos a entregar el uno al otro con pasión y deseo. Corre el agua por mi cuerpo y mi mano la resigue hasta la entrepierna, cierro los ojos, mi cuerpo se estremece una y otra vez. El móvil suena un par de veces, quiero que muestre su impaciéncia, sus ganas de poseerme. Mi interior arde con el contraste del agua fría. Mis manos son las suyas, me siento abrazada al recorrerme lentamente mientras mis culminaciones son cada vez más rápidas. Decido acabar mi ducha, quiero conservar mi fuego interior para lo que me depara la noche.
Me enfundo mi ropa preparada, conjunto de ropa interior de color negro con un tanga de hilo precioso. Vestido negro que se adapta a mi cuerpo marcando mis curvas. Seco mi morena melena, me maquillo, pinto mis labios de rojo intenso, unas gotas de perfume. Me enfundo mis zapatos negros con algo de pedreria, tacones de vertigo. Me observo de nuevo en el espejo un último instante, mis ojos brillan, mi sonrisa es feliz, me siento sexy.


    • Josep voy bajando (le escribo un whatsap).
    • Estoy en el bar de la esquina.

Entro en el bar cuando se gira, su expresión de sorpresa me encanta, recorre mi cuerpo con su mirada intensa, esa que tanto me pone. Me estremezco recordando mi último orgasmo. Tiemblo de placer, mi nerviosa sonrisa creo que delata mi excitación.
        • Milagros, estás estupenda.
        • Gracias Josep (sonrio tímidamente).
        • ¿Tomamos algo aquí?
        • Mejor no (después de observar a mi alrededor y ver como me miran unos clientes del bar y los propios camareros).

Estás preciosa, me repite un par de vez. Nos detenemos, se posa delante de mi, me abraza, me besa. La calle no está bien iluminada, me entrego a la pasión de sus besos mientras sus manos me acarician con delicadeza. Mi cuerpo responde: mis pezones se clavan en su pecho, mi piel se eriza, mi respiración entre besos y beso es intensa. Mi interior se incendia mientras la humedad de mi sexo crece
rápidamente. Reacciono separandome, no puedo dejarme llevar, estamos en la calle. Con nuestras manos unidas, me mira con la dulzura de un niño. Me besa de nuevo, sellamos el silencio con un beso de adolescentes, su lengua recorre mis labios. Quiero salir del lugar, no estoy comoda pensando que puedan verme los vecinos.

Le invito a irnos, mi tono de voz delata mis nervios, decidimos ir a cenar a su casa. Necesito estar relajada, quiero sentir y dejarme llevar ante tantas sensaciones, deseo y placer. Mi cuerpo es un volcan imparable donde la lava son mis fujos sexuales que me humedecen.

Una vez en el coche intento relajarme, la conversación es banal, y saltamos de un tema a otro mientras acaricio la mano que apoya en mis piernas. Se gira de vez en cuando, su mirada picara me hace sonreir. Estoy algo más calmada, ahora lo miro y escucho con más detenimiento aprovechando que está pendiente de la carretera. Me gusta su tono de voz, siento como su mano me acaricia suavemente, sus breves miradas con sonrisa picarona recuerdan y activan en mi cuerpo la excitación una y otra vez, no puedo acabar de relajarme y aprovecho para sentir mi cuerpo.

Recupero parte de mi sexualidad perdida en estos últimos años, me siento pletórica, mi cuerpo responde con deseo, mi alma sonrie desde ayer y mis pensamientos se repiten una y otra vez.... quiero vivir este momento dejandome llevar. Estoy ilusionada de ver como la vida me cambia de la noche a la mañana. Un par de años con la sexualidad dormida me hicieron creer que mi cuerpo ya no lo necesitaba. Hoy recupero y vivo nuevas sensaciones. Me reconozco contrariada, mi cultura y educación son un choque interno para dejarme llevar.... mis deseo y mis pensamientos luchan dentro de mí, pero las ganas de vivir hacen que mi cuerpo sucumba a tan preciado momento soñado en tantas y tantas noches develada añorando un cuerpo que me llene de placer.

Hoy lo vivo, estoy preparada a aprenderme de nuevo, siento como mi deseo se funde con el suyo.

Llegamos a casa de Josep, me besa, nos besamos con pasión sabiendo que mi entrega no tiene marcha atrás. Deseo ser suya, mi sexo húmedo me recuerda la necesidad de culminar este bello momento donde mi amante es el soñado una y otra vez.

    • Milagros, sólo decirte que no estás obligada a nada, en cualquier momento puedes, podemos parar si tu así lo decides.
    • Gracias Josep, lo sé, quiero vivir este momento, necesito sentir tu deseo en mí.
Agradezco su aclaración, palabras que me dan mayor confianza a este momento, son producto de mis miedos comentados en día anterior.

Abre una botella de vino blanco mientras yo observo las pocas fotografías de su comedor. Me descalzo y me acomodo en el sofa. Brindamos por la noche, brindamos por la vida... nos enzarzamos nuevamente en besos que funden mi interior. No me reconozco, no soy yo, pero quiero avanzar pese al miedo de mi cuerpo. Mis pensamientos me traicionan cuando pienso en la descompensada experiencia que tenemos. El tan seguro y yo tan débil, tan insegura, pero tan llena de placer que no puedo ni quiero renunciar a ser poseida por manos de ángel.

Brindamos y brindamos una y otra vez entre besos, caricias, susurros y miradas en las que me estremezco. Sus manos acarician por primera vez mi sexo sin apenas darme cuenta como llega a él. Penetra sus dedos de pianista en mi, yo tumbada en su sofá cierro los ojos y casi sin darme cuenta mi orgasmo inunda su mano. Grito de placer, jadeo, brinco al reencontrarme con el placer tan rápidamente en sus manos. Recorro su cuello con mi lengua mientras sus dedos se dedican a mi clítoris, el placer sube y baja de mi vagina a mi clitoris. Retira mi vestido por la parte de arriba para descubrir mis pechos donde mis pezones apuntan a lo más alto, los mordisquea, hace suyo mi pecho con sus manos mientras sus labios van de un pezón a otro volviendome loca por momentos. Me enloquece que me muerdan los pezones con delicadeza sorprendiendome con mordiscos inesperados donde me estremezco sitiendo la ebullición de mi sexo completamnete húmedo por mi nuevo orgasmo provocado por el masaje intenso de mis pechos.

Se desnuda de cintura para abajo, todo mi vestido en mi cintura, y desnuda mi sexo retirandome el tanga. Inclinado ante mí, me sorprende comiendose mi sexo humedo. Repasa los labios de mi coño con su lengua, de abajo a arriba, de arriba a abajo, mete sus dedos que acompañan los freneticos movimientos de su boca. Nuevamente crezco en mi sexualidad entregandole un nuevo orgasmo... no me lo puedo creer, estoy llena de placer y esto no ha hecho más que empezar. Quiero más y así se lo hago saber.

    • Follame Josep. Te quiero dentro de mi ahora, embisteme fuerte.
    • Si, eso deseo tanto como tú, dame tu orgasmo nuevamente, quiero volver a saborear tu flujo (me susurra).

Me corro nuevamente satisfaciendo su voluntad... mi cuerpo lleno de placer es penetrado una y otra vez... me levanta del sofa y me inclina para penetrar mi sexo desde atrás. Noto como su pene se clava en mi sin poder más que gritar de placer hasta ya agotada pedir por favor que pare un momento....

Me lleva a su cama donde nos relajamos unos minutos acariciandonos. Nuestros cuerpos nuevamente se activan donde esta vez me dispongo a cabalgarlo para marcar yo mi ritmo. Su aguante sexual me sorprende, mi placer es como su vitamina para cada vez embestirme más y mejor, sigue mi ritmo, sus movimientos se mimetizan con los míos, le regalo un par de orgasmo más antes de corrernos juntos... le miro, le sonrio, me sonrie y sin mediar palabra nos abrazamos. Es ahí donde mi cuerpo satisfecho y sereno capta este momento para saber que no lo estoy soñando...

Estoy feliz de avanzar sin haberme cuestionado, estoy feliz de no haberme puesto las barreras que tantas veces me vencieron.

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