domingo, 2 de septiembre de 2018

Recuerdo su mirada



Quisé volver a cortarme el pelo en la peluqueria de al lado de mi antiguo trabajo. Lucia en las dos anteriores veces que la visité me captó la idea de como me gusta llevar mi pelo y barba arreglada. Una chica de sonrisa bonita, amable con todos los clientes y muy atenta. Unos ojos oscuros con una mirada penetrante me sorprendieron la segunda vez que la visité. Descubrí un cuerpo precioso con unas curvas destacables tanto en su parte baja como en su pecho. Me apetecía volverla a ver (a parte de su arte con las tijeras) y su belleza quería ver que siento al observar su sonrisa y mirarla fijamente a sus ojos negros. En esta ocasión la visite por la tarde sin saber si me podría atender.

    • Hola!!! ¿Me podrías atender hoy (son las 19:45h)?
Nos sonreimos, noto su sorpresa.
    • Si, claro, pero tendrás que esperarte, si no tienes prisa. Sientate y en un ratito te atiendo.
Me vuelve a sonreir, y en los próximos minutos nos seguimosla mirada a traves del espejo. La intuyo dulce, mimosa, romatica, con un punto de intesidad que imagino al observar sus diferentes tattos que adornan sus brazos y espalda. Intento relajarme, no quiero imaginarme en sus manos, me centro en responder unos mails de trabajo y así no dejar volar mi imaginación.

La peluquería se esta quedando vacía, las clietnas abandonan el local y ahora estamos sólo una señora, Lucía y yo.

    • Me sabe mal hacerte esperar, hoy todo el día que se me acumula el trabajo, contigo acabo mi jornada.
    • No te preocupes, yo después de aquí me voy para casa.

Es tan amable, cariñosa y dulce... Su tono de voz me encanta, son de esas voces que siempre me han hipnotizado. Me comenta que hoy especialmente está agotada, me explica que hay días que necesita estar sola. Tanta comunicación con clientas y escuchar inevitablemente conversaciones personales le han agotado hoy.

Llega mi momento y Lucia me invita a sentarme para ponerme en sus manos.
Me interroga como siempre para saber que es lo que quiero. Nos entendemos a la primera y con su saber hacer empieza a retocar la barba i los limites de mi cuero cabelludo. Sin darme cuenta al tocarme con sus dedos cierro los ojos para sentir como su delicadeza se apodera de mi. Su cuerpo próximo al mio me embriaga con su perfume floral de pinceladas citricas. No deja de hablarme, me ecnanta como me sonrie de cerca. Su piel en todo momento alimenta mi olfato. Mi excitación crece sin pedirla, me siento afortunado de tener la capa horrible que nos ponen para cortarnos el pelo y que no se pueda intuir mi excitación provocada por mi deseo de tocarla. Se aproxima y me roza diversas veces (que es lo habitual) pero en esta ocasión mi cuerpo siente a traves de su piel, sus palabras que me suenan a susurros y su mirada que quema mi interior y desata mi pasión.

Me pregunta si vivo cerca de su peluquería, no me tiene visto del barrio. Le explico que antes trabajaba muy cerca y que un día necesitado me acicalo mi cabeza muy acertadamente. Por ese motivo hoy es mi tercera visita, aunque ya no trabajo en la zona.

Completamente solos le abono la cuenta y al despedirse me dice:

    • ¿Cómo te llamas?
    • Jaime, tú, Lucia, ¿Verdad?
    • Si, ¿Cómo lo sabes?
    • Soy muy observador Lucia, la última vez que vine escuche que te llamaba una clienta, y memorice tu nombre. Oye, ¿te vienes a tomar un vino? (sonrio) me gusta conversar contigo.
    • Uffff Jaime, estoy agotada y creo que hoy no soy buena compañía. Necesito soledad.
    • Vale, no pasa nada. Pero que sepas que tienes una de lassonrisas más bonitas que he visto últimamente.
    • (Jajajaja sonríe y ríe a carcajada) venga, va, tomemos ese vino, pero un ratito corto.

Espero a que cierre y juntos vamos a una tasca de vinos que ella conoce. Se ha cambiado la ropa y está preciosa, lleva un vestido corto donde luce sus preciosas piernas. Luce un precioso escote (que me distrae), se ha pintado los labios y sombreado los ojos.

El ratito se convierte en rato para dar paso a una improvisada cena en un mexicano cercano. Antes de la cena cena hace una llamada para informar que tardará en llegar. Me explica que tiene a su hijo mayor en casa y que actualmente no tiene pareja. El vino previo y el cava de la cena hace que los dos nos soltemos fisica y mentalmente. Le acaricio sus bonitas (aunque trabajadas) manos y ella responde cerrando los ojos para sentir la delicadeza de mis movimientos. Mis piernas rozan las suyas, sus manos las apoya en mis piernas musculadas por el deporte. Las recorre lentamente una y otra vez excitandome en cada nueva pasada donde busca mi pene para ver que efecto causa en mi. Su sonrisa picara me mata, está jugando conmigo, yo completamente tímido me dejo hacer. Se acerca y me besa mientras por fin su mano se encuentra con mi pene completamente duro. Su lengua recorre mis labios, los mordisquea, me llena de su saliva y nos entregamos a la pasión justo antes de que el camarero traiga la cuenta. Salimos del restaurante como si nos conociesemos de toda la vida. En unas horas hemos pasado de ser unos autenticos deconocidos a saborearnos y descubrirnos entre confidencias de todo tipo.

La pasión hace que nos besemos en cada portal oscuro que nos encontramos a nuestro paso. Sus manos me recorren la espalda una y otra vez mientras las mías, una acaricia su nuca y la otra recorre su cintura de atrás hacía adelante descendiendo a su entrpierna que me sorprende por su excesiva humedad.  


Mis dedos apartan su tanga para poder introducirlos en el interior de su vagina y tras unos intensos movimientos un autentico orgasmo me da la bienvenida al placer de su cuerpo que hace temblar las piernas de Lucia. Se abraza a mi para mantener el equilibrio y se funde en un abrazo que nos lleva al paraiso. Me susurra:
    • Lo deseo desde el primer día que te ví, hazme tuya aquí y ahora.

   Se gira, se levanta la falda y volviendo a apartar el humedo tanga saco mi pene para penetrarla. Apoyada en la pared de un oscuroportal la embisto como un animal desbocado por el deseo acumulado de mi último año. Sus movimientos me enloquecen, sus gritos silenciosos me agitan para que mi ritmo aumente y disminuya según su ritmo. Un nuevo orgasmo no tarda en llegar.... la sostengo para que no se desvanezca. Noto cu corazón acelerado, se gira y nuestras bocas entrezclan las salivas.... sin darme cuenta Lucia se arrodilla ante mi poniendose en su boca mi erguido pene que no desea otra cosa que correrse en su boca. Su lengua es sabia en movimientos.... me apoyo en la pared para mantenerme de pie justo en ese momento que me entrego a ella dandole todo mi semen en su preciosa boca. Sus manos calman mi placer al retirarse muy lentamente después de lamer hasta la última gota. Se incorpora, nos abrazamos mientras nuestras manos se unen con tal calma que volvemos a vibrar... está vez muy despacio y muy muy calamdos.

Me calmas Jaime, me calmas (dice Lucia) mientras mis labios recorren su cuello. En cuanto podemos reprendemos el camino hacía su casa donde nos despedimos dandonos el teléfono para vernos nuevamente.

domingo, 19 de agosto de 2018

Me dejo llevar


Hoy lo vuelvo a ver. Lo conocí ayer, me lo presentó una amiga en común. Me sedujo desde el primer momento su sonrisa, su mirada penetrante, su amabilidad, su tono de voz, pero sobre todo su seguridad.

Josep es un tipo diferente, mi amiga ya me lo dijo, si alguien puede es él. Tenemos cosas en común: nos gusta las energias de las personas, la filosofía, observar y conversar. Me estremezco cuando pienso como me miraba ayer.... como sus manos acariciaron las mías en diferentes ocasiones. Me reconozco nerviosa, llena de deseo.

Anoche al llegar a casa lo sentí en mi piel, lo viví en mí hasta quedarme dormida después de susurrar su nombre en el momento más placentero del día. Lo imaginé recorriendome de los pies a la cabeza, besandome con esa pasión digna sólo de los buenos amantes. Primero reconoció mi cuerpo delicadamente con sus manos, me hablo con dulzura en varias ocasiones dandome a conocer su deseo por mí. Mi cuerpo cada vez más acelerado, mi sexo húmedo, mis ojos cerrados y una buena dosis de imaginación hicierón que hoy esté predispuesta a todo. Quiero sentir de nuevo ese extasis ya olvidado, necesito sentirme deseada nuevamente. Pero mi mente me pide cautela, no quiero expectativas que luego me fustren, pues en mi mente y en mis sueños todo es genial. Ahora quiero averiguar si mi amiga tiene razón y vuelvo a ver ver las estrellas del universo tan añoradas.

De momento lo estoy haciendo esperar, mi ducha rápida se ha convertido en una casacada de pequeños orgasmos conseguidos por mi deseo acumulado de todo el día pensando en como nos vamos a entregar el uno al otro con pasión y deseo. Corre el agua por mi cuerpo y mi mano la resigue hasta la entrepierna, cierro los ojos, mi cuerpo se estremece una y otra vez. El móvil suena un par de veces, quiero que muestre su impaciéncia, sus ganas de poseerme. Mi interior arde con el contraste del agua fría. Mis manos son las suyas, me siento abrazada al recorrerme lentamente mientras mis culminaciones son cada vez más rápidas. Decido acabar mi ducha, quiero conservar mi fuego interior para lo que me depara la noche.
Me enfundo mi ropa preparada, conjunto de ropa interior de color negro con un tanga de hilo precioso. Vestido negro que se adapta a mi cuerpo marcando mis curvas. Seco mi morena melena, me maquillo, pinto mis labios de rojo intenso, unas gotas de perfume. Me enfundo mis zapatos negros con algo de pedreria, tacones de vertigo. Me observo de nuevo en el espejo un último instante, mis ojos brillan, mi sonrisa es feliz, me siento sexy.


    • Josep voy bajando (le escribo un whatsap).
    • Estoy en el bar de la esquina.

Entro en el bar cuando se gira, su expresión de sorpresa me encanta, recorre mi cuerpo con su mirada intensa, esa que tanto me pone. Me estremezco recordando mi último orgasmo. Tiemblo de placer, mi nerviosa sonrisa creo que delata mi excitación.
        • Milagros, estás estupenda.
        • Gracias Josep (sonrio tímidamente).
        • ¿Tomamos algo aquí?
        • Mejor no (después de observar a mi alrededor y ver como me miran unos clientes del bar y los propios camareros).

Estás preciosa, me repite un par de vez. Nos detenemos, se posa delante de mi, me abraza, me besa. La calle no está bien iluminada, me entrego a la pasión de sus besos mientras sus manos me acarician con delicadeza. Mi cuerpo responde: mis pezones se clavan en su pecho, mi piel se eriza, mi respiración entre besos y beso es intensa. Mi interior se incendia mientras la humedad de mi sexo crece
rápidamente. Reacciono separandome, no puedo dejarme llevar, estamos en la calle. Con nuestras manos unidas, me mira con la dulzura de un niño. Me besa de nuevo, sellamos el silencio con un beso de adolescentes, su lengua recorre mis labios. Quiero salir del lugar, no estoy comoda pensando que puedan verme los vecinos.

Le invito a irnos, mi tono de voz delata mis nervios, decidimos ir a cenar a su casa. Necesito estar relajada, quiero sentir y dejarme llevar ante tantas sensaciones, deseo y placer. Mi cuerpo es un volcan imparable donde la lava son mis fujos sexuales que me humedecen.

Una vez en el coche intento relajarme, la conversación es banal, y saltamos de un tema a otro mientras acaricio la mano que apoya en mis piernas. Se gira de vez en cuando, su mirada picara me hace sonreir. Estoy algo más calmada, ahora lo miro y escucho con más detenimiento aprovechando que está pendiente de la carretera. Me gusta su tono de voz, siento como su mano me acaricia suavemente, sus breves miradas con sonrisa picarona recuerdan y activan en mi cuerpo la excitación una y otra vez, no puedo acabar de relajarme y aprovecho para sentir mi cuerpo.

Recupero parte de mi sexualidad perdida en estos últimos años, me siento pletórica, mi cuerpo responde con deseo, mi alma sonrie desde ayer y mis pensamientos se repiten una y otra vez.... quiero vivir este momento dejandome llevar. Estoy ilusionada de ver como la vida me cambia de la noche a la mañana. Un par de años con la sexualidad dormida me hicieron creer que mi cuerpo ya no lo necesitaba. Hoy recupero y vivo nuevas sensaciones. Me reconozco contrariada, mi cultura y educación son un choque interno para dejarme llevar.... mis deseo y mis pensamientos luchan dentro de mí, pero las ganas de vivir hacen que mi cuerpo sucumba a tan preciado momento soñado en tantas y tantas noches develada añorando un cuerpo que me llene de placer.

Hoy lo vivo, estoy preparada a aprenderme de nuevo, siento como mi deseo se funde con el suyo.

Llegamos a casa de Josep, me besa, nos besamos con pasión sabiendo que mi entrega no tiene marcha atrás. Deseo ser suya, mi sexo húmedo me recuerda la necesidad de culminar este bello momento donde mi amante es el soñado una y otra vez.

    • Milagros, sólo decirte que no estás obligada a nada, en cualquier momento puedes, podemos parar si tu así lo decides.
    • Gracias Josep, lo sé, quiero vivir este momento, necesito sentir tu deseo en mí.
Agradezco su aclaración, palabras que me dan mayor confianza a este momento, son producto de mis miedos comentados en día anterior.

Abre una botella de vino blanco mientras yo observo las pocas fotografías de su comedor. Me descalzo y me acomodo en el sofa. Brindamos por la noche, brindamos por la vida... nos enzarzamos nuevamente en besos que funden mi interior. No me reconozco, no soy yo, pero quiero avanzar pese al miedo de mi cuerpo. Mis pensamientos me traicionan cuando pienso en la descompensada experiencia que tenemos. El tan seguro y yo tan débil, tan insegura, pero tan llena de placer que no puedo ni quiero renunciar a ser poseida por manos de ángel.

Brindamos y brindamos una y otra vez entre besos, caricias, susurros y miradas en las que me estremezco. Sus manos acarician por primera vez mi sexo sin apenas darme cuenta como llega a él. Penetra sus dedos de pianista en mi, yo tumbada en su sofá cierro los ojos y casi sin darme cuenta mi orgasmo inunda su mano. Grito de placer, jadeo, brinco al reencontrarme con el placer tan rápidamente en sus manos. Recorro su cuello con mi lengua mientras sus dedos se dedican a mi clítoris, el placer sube y baja de mi vagina a mi clitoris. Retira mi vestido por la parte de arriba para descubrir mis pechos donde mis pezones apuntan a lo más alto, los mordisquea, hace suyo mi pecho con sus manos mientras sus labios van de un pezón a otro volviendome loca por momentos. Me enloquece que me muerdan los pezones con delicadeza sorprendiendome con mordiscos inesperados donde me estremezco sitiendo la ebullición de mi sexo completamnete húmedo por mi nuevo orgasmo provocado por el masaje intenso de mis pechos.

Se desnuda de cintura para abajo, todo mi vestido en mi cintura, y desnuda mi sexo retirandome el tanga. Inclinado ante mí, me sorprende comiendose mi sexo humedo. Repasa los labios de mi coño con su lengua, de abajo a arriba, de arriba a abajo, mete sus dedos que acompañan los freneticos movimientos de su boca. Nuevamente crezco en mi sexualidad entregandole un nuevo orgasmo... no me lo puedo creer, estoy llena de placer y esto no ha hecho más que empezar. Quiero más y así se lo hago saber.

    • Follame Josep. Te quiero dentro de mi ahora, embisteme fuerte.
    • Si, eso deseo tanto como tú, dame tu orgasmo nuevamente, quiero volver a saborear tu flujo (me susurra).

Me corro nuevamente satisfaciendo su voluntad... mi cuerpo lleno de placer es penetrado una y otra vez... me levanta del sofa y me inclina para penetrar mi sexo desde atrás. Noto como su pene se clava en mi sin poder más que gritar de placer hasta ya agotada pedir por favor que pare un momento....

Me lleva a su cama donde nos relajamos unos minutos acariciandonos. Nuestros cuerpos nuevamente se activan donde esta vez me dispongo a cabalgarlo para marcar yo mi ritmo. Su aguante sexual me sorprende, mi placer es como su vitamina para cada vez embestirme más y mejor, sigue mi ritmo, sus movimientos se mimetizan con los míos, le regalo un par de orgasmo más antes de corrernos juntos... le miro, le sonrio, me sonrie y sin mediar palabra nos abrazamos. Es ahí donde mi cuerpo satisfecho y sereno capta este momento para saber que no lo estoy soñando...

Estoy feliz de avanzar sin haberme cuestionado, estoy feliz de no haberme puesto las barreras que tantas veces me vencieron.

domingo, 20 de mayo de 2018

Mar



    Es la correctora de mi nuevo libro de relatos eróticos. Mar es más joven que yo, hemos hablado varias veces por teléfono, cruzado mails, pero nunca nos hemos visto en persona. Es muy amable, predispuesta, aporta ideas y todo lo hace fácil. Me la recomendó mi amiga Dolores.


    Hoy por fin nos vamos a conocer, presentamos mí libro conjuntamente, Mar ha escrito el prólogo, un texto precioso, lleno de sensibilidad donde explica el placer de dejarse llevar mientras se lee y poder  sentirse protagonista de cada uno de los variados relatos.


    Ella ha organizado todo con la supervisión de la editorial, ha tirado de sus contactos para hacer una presentación por todo lo alto en una de las librerías más de moda de Madrid. Viene un responsable de la editorial, el acto está previsto a las 19:30 horas y lo acabaremos con un servicio de catering con copa de cava incluida.


    Estoy algo nervioso porqué  hemos quedado para comer, la estoy esperando en la puerta del restaurante. Mar y yo tenemos una conexión desde el primer día, hemos hablado del sentido de la vida, de escritores que nos gustan a los dos, pero sobre todo hemos hablado de sexo. Hablar de según qué temas escudado detrás de un teclado es fácil, hoy es nuestro directo y no sé como vamos a reaccionar. Yo soy algo tímido al principio, pero después puedo ser un auténtico descarado.


    Ahí llega, veo como se aproxima, su paso decidido hace que se giren varios  hombres al verla pasar. Viste con minifalda, americana negra y unos zapatos de tacón de vértigo. Sus labios carmín invitan a besar su boca, el escote de su camisa blanca hace que mire su precioso pecho que se entrevé con su sujetador de lencería blanca. Me mira y me sonríe, siento un escalofrío que recorre todo mi cuerpo. Su magia en directo es mucho mayor… su elegancia y saber estar me seduce en segundos. Mi predisposición y ganas de conocerla le dan la excitación necesaria a mi entrepierna, me encanta estar empalmado


   Me sugiere que entremos en el restaurante, yo sigo atónito ante el esplendor que irradia, solicita la reserva y nos acompañan a un reservado. Estamos al final del comedor sentados en unos sofás rojos con una mesa parada con todo tipo de detalles. La posición es una al lado de otro al aprovechar la esquina del sofá. Desde mi posición le veo sus preciosas y esbeltas piernas. Cada vez que sonríe se acerca a mí y roza muy delicadamente mi brazo, izquierdo, sus piernas juguetean con mi rodilla. El ambiente es extremadamente sensual y sexual.


    Me dejo aconsejar en la elección del menú, la bebida la elijo yo seleccionando un cava Juvé Camps Rosa purpura, un cava exquisito para todo tipo de comida. Mar siempre sonríe, me encantan nuestras miradas cómplices donde quizás ella piense lo mismo que yo. La deseo desde el primer día que hablamos. Desconozco si está en pareja, sé que es una mujer liberal y que tiene una hija encantadora. Su pasión es vivir cada momento intensamente disfrutando de su pequeña princesa y sus amistades.


    El tiempo pasa muy rápido, me comenta el guión de la presentación mientras  jugamos a seducirnos. Le he cogido la mano en varias ocasiones y no presenta rechazo, de piel clara y muy suave, le acarició la parte baja del brazo… su piel se eriza mostrando su placer y mi mirada mi deseo. Nos sirven el café y cierran las cortinas aterciopeladas de color granate. Me explica que pidió esta mesa para poder hablar cómodamente los temas económicos del acuerdo que vamos a firmar. Está todo claro he aceptado todo desde el primer momento, pero lo formalizamos para nuestra tranquilidad.

    Ella me dice:


-         ¿Lo firmamos ya?

-         Vale


   Acabamos de firmar el acuerdo, nos miramos sin mediar palabra, deslizo mis manos por sus piernas mientras Mar acepta mis caricias acercando su boca a la mía. Un beso lento, muy lento donde nos regodeamos jugando con nuestros labios saboreando nuestra saliva. Mordisquea mis labios con delicadeza recorriéndolos con su lengua mientras mi manos buscan sentir su cuerpo entregado a mí. La pasión se apodera de nosotros, mis dedos en su entrepierna notan la humedad de su sexo en el tanga, lo esquivo para acariciar sus labios vaginales completamente mojados. Cierra los mientras se abre a mí, la vuelvo a besar susurrándole que la deseo en mi piel. Su mano desabrocha mi pantalón y saca mi excitación fuera, sin dudarlo retira la mesa y se arrodilla haciéndome una mamada intensa donde mis manos dominan su cabeza mediante tirones en su castaña melena. Entregados a la pasión del momento la levanto y la inclino en mesa que todavía tiene las copas de vino, una de ellas con su carmín perfectamente dibujado me recuerda su boca que ahora no veo por estar empotrándola intensamente. Su falda arremangada y su blusa abierta me dan una excitación extra que quiero plasmar en este relato donde cumplo mi fantasía de tener a la musa sexual de mis últimos meses. Es agresiva y delicada, esa mezcla tan difícil  de encontrar en una mujer, la suavidad de sus caricias contrasta con los jadeos susurrantes que salen de su boca cada embestida que mi cuerpo le regala al son de su movimiento.


   Me regala su primer orgasmo, su pasión la nota el mantel que aprieta para que sus gritos no salgan del reservado.  La giro, la siento en la mesa y la penetro mientras mis manos la sostienen para que no se acueste sobre la mesa llena de copas de vino que son testigo de nuestro juego anterior. Un juego que los dos sabíamos  como nos gustaría acabarlo. Sea abraza a mi cuello mientras me susurra:


-         Te deseo, fóllame como una puta.


Nuestro deseo mutuo nos regala escalofríos que acompañamos con intercambio de saliva, mordiscos intensos donde el dolor se mezcla con el placer del orgasmo que me vuelve a regalar. Sus gritos los recibe mi oído, me lleno de su placer cuando sus manos arañan mi espalda por encima de mmi camisa. Me suplica que no pare, que siga embistiéndola para entregarme su nuevo éxtasis. Mi cuerpo completamente suyo la obedece, mis embestidas las alterno con movimientos leves y suaves para que recupere su respiración. Mientras la penetro retira su sujetador pidiéndome que le muerda los pezones, mordiscos que culminan en un nuevo orgasmo.


   Me invita a salir de su cuerpo, se baja de la mesa y se arrodilla ante mi pene que no deja de lamerlo hasta que le regalo líquidamente mi éxtasis en su boca. Es mi mayor momento de excitación y no deja de mover su boca para mi disfrute donde noto como traga si semen mientras sus manos en mi culo lo aprietan para que no salga de dentro de ella.

    Llenos de placer los dos, se incorpora y me dice:


-         Arreglémonos rápido, tu presentación nos espera.

-         Vale



     Nos ayudamos a vestirnos mientras dulcemente nos volvemos a besar.

    

    No pierde su sonrisa, en este caso angelical, Mar es la mujer que yo esperaba en mi vida.

lunes, 12 de marzo de 2018

¿En tu casa o en la mía?



Hoy Paula está preciosa.

Nos hemos vuelto a ver después de un tiempo. Todo fue muy rápido la primera vez, estoy atacado de nervios. Su sonrisa me cautiva desde el minuto uno. Un vestido ceñido marca su silueta trabajada por el gimnasio. Su media melena castaña clara bien peinada la convierte en una de las mujeres más elegantes que he conocido.

Esta mañana a primera hora me envió un mensaje pidiendo que nos viésemos cuanto antes. He reorganizado mi agenda de la tarde y aquí estoy contemplando s belleza mientras ella atiende una llamada en el móvil. No conozco este lugar, es una cafetería muy agradable que está en el centro de la ciudad, pero, en una calle poco transitada. La decoración hace honor al café, veo en sus paredes fotografías de cafetales, estanterías con sacos de café que se suponen llenos. Molinillos de café, una estantería con libros relacionados con el café, una estantería acristalada con una especie de colección de tazas de café donde se pueden ver maravillas de porcelana.
El local está compuesto por mesas antiguas de madera con sillas todas diferentes mostrando el esplendor que en su día tenían y dos rincones donde los sofás con mesas bajas dan un ambiente más cálido y acogedor.

Mientras inspecciono el precioso local no pierdo de vista a Paula, ella también me sigue con su mirada, viendo  que nuestra conexión es total. Por suerte hay poca gente a esta hora y por gestos le sugiero que cambiemos de mesa y nos instalemos en uno de los sofás. Se levanta y atenta a su conversación se deja guiar por mi mano.  Se despide del interlocutor de la llamada y nos abrazamos con tanta pasión que nos olvidamos donde estamos. Los nervios se calman mientras sincronizamos nuestra respiración en un abrazo de un par de minutos donde al final conseguimos respirar al unísono.

-          Juan Carlos tengo que explicarte muchas cosas, pero lo más importante es que me he divorciado.
-          Paula, ¿por qué no me lo has dicho antes? Me hubiese gustado estar junto a ti en este delicado momento.
-          No te preocupes, estoy bien. No ha sido fácil, pero no quería molestarte. Tú ya tienes algunos problemas
-          Bueno, pues cuéntame cómo estas.

Paula me explica que Roberto en ningún momento aceptaba el divorcio como una posibilidad a tener en cuenta. Él estaba dispuesto a todo para mejorar su relación, pero no aceptaba que ella no quisiese estar con él aun diciéndole que no lo quiere. Ha sido una lucha emocional llena de chantajes donde la protagonista ha sido su hija de 20 años. Todavía sigue insistiendo que vuelva con él, pero Paula tiene claro el paso que ha dado. Su hija la entiende y la apoya en todo. Ahora su relación con ella ha mejorado.

Paula sigue explicándome:

-          Estoy tan feliz que haber conseguido mi objetivo, quería compartir mi felicidad contigo. ¿sabes que pasa?
-          Dime.
-          Veía como mi vida se consumía y no quería vivir con tantas limitaciones, soy una aventurera, me gusta relacionarme con la gente y ahora que mi hija empieza a vivir su vida no puedo permitirme vivir una vida que no me pertenece. Ya sabes que desaparecí dando pocas explicaciones. No quería más motivos que ver mi infelicidad con mi pareja. Y ahora que todo ha pasado me moría de ganas de verte. 
-          Ufff, me dejas impresionado Paula. No quise agobiarte cuando me dijiste que necesitabas tu tiempo para volvernos a ver, pero ahora lo entiendo y sé que todo tiene su curso, y todo sucede por algo. Y me parece fantástico que lo has hecho sin ningún condicionante.

    Nos pasmos toda la tarde poniéndonos al día. Risas, café, vino… son de esas tardes que cuando miras el reloj te das cuenta que las horas se consumen a un ritmo poco habitual. Decidimos ir a cenar a un lugar cercano que los dos conocemos. En esas pocas horas es como si no hubiesen pasado esos cuatro meses que habíamos dejado atrás.

    La cena transcurre con la misma dinámica de la tarde, hablamos de nuestros hijos, del trabajo de algún conocido en común y ya llega la hora de ir abandonando el lugar. Quedan solamente tres mesas a parte de nosotros. Pago en la salida mientras Paula va al baño. Al ver que tarda aprovecho para ir yo al lavabo.

    Justo en ese momento Paula sale y sin pensarlo me abraza y me besa con pasión. Estamos en el descansillo que une los tres lavabos, el de caballeros, el de damas y el de minusválidos. Es uno de esos besos donde nuestros cuerpos se funden en la pasión del momento olvidando donde estamos… como dos adolescentes  aprendemos a que sabe el amor. Sensaciones quizás olvidadas debido al trepidante ritmo de nuestras vidas. Juntos paramos los relojes. Nuestra saliva se mezcla mientras las manos no cesan de acariciar al otro intentando llegar a la piel y sentir esos escalofríos que nos provoca el deseo acumulado de tantos meses sin saber nada el uno del otro.

Cesamos en el beso mientras entramos dentro del lavabo de minusválidos. Repetimos beso mientras mis manos se posan dentro de su camisa para desabrochar el sujetador y liberar sus pechos. Pezones erectos que acaricio mientras mi lengua recorre su cuello, su cabeza apoyada en la pared, totalmente entregada a mi deseo y  caricias… abro la camisa de un golpe seco donde los botones resuenan al caer al suelo de parquet que hace más cálido nuestro lugar iluminado con luces indirectas que se reflejan en baldosas blancas de cerámica.

Paula, mientras yo recorro con mi lengua sus pechos liberados unos segundos antes, ha conseguido desabrocharme el pantalón y sin mediar palabra se desliza hacia abajo por la pared hasta arrodillarse. No recordaba el placer de su lengua en mi falo completamente erecto, mis piernas se tambalean al ritmo que marca su lengua… la desliza suavemente desde la punta hasta mis testículos. Se entretiene libremente en mi sexo mientras estiro mis brazos para apoyarme en la pared y no perder la estabilidad. Mirando hacia abajo sorprendo su mirada sin que deje de saborear en ese justo momento la punta de mi miembro. Sus manos clavadas en mi trasero marcan el ritmo de entrada y salida del manjar en su boca.  Recuperando mi equilibrio la levanto delicadamente, dejo caer su falda encima de sus zapatos de tacón y  con la locura en mis manos la giro para penetrar su sexo desde atrás.

Apoyada en el mueble del baño retiro levemente su tanga rojo de encaje  mientras nos deshacemos en el placer de la penetración justo en el momento qué nos miramos a través del espejo. Sus silenciosos gemidos contrastan con mis enérgicas empotradas donde la piel de Paula se eriza justo cuando me regala su orgasmo. Con una mano la sostengo para no separarla del cuerpo y con la otra domino levemente su torso al hacer mía su media melena. Excitadísima y disfrutando todavía su orgasmo se gira para decirme que nos tendríamos que ir del restaurante… nos intentamos vestir el uno al otro mientras nuestras bocas siguen encendidas en la pasión de vivir nuevamente la buenísima conexión que siempre tenemos.

Sonrisas y miradas mientras por fin a medio metro de distancia logramos vestirnos y abandonar cuanto antes el baño con una sensación de que nos van a pillar in-fraganti .  Paula se pinta rápidamente los labios y me besa justo después sabiendo que el sabor a carmín no va conmigo.

Al salir al descansillo del wc está todo controlado, no hay nadie. En la sala todavía están las tres mesas y pasamos desapercibidos al despedirnos del jefe de sala que nos saluda amablemente con una sonrisa. Al dejar atrás la puerta del  restaurante nuestra carcajada cómplice nos plantea una sola cuestión que pronunciamos los dos a la vez.

-          ¿Se habrán dado cuenta?
-          Ahora qué más da Paula, sonrío yo de nuevo
-          Si, si, ha sido genial, ¿Dónde dormimos hoy? ¿En tu casa o en la mía?




martes, 16 de enero de 2018

Es nuestra primera vez

Es nuestra primera vez.

    Sí, habíamos decidido Enrique y yo pasar a la acción. Siempre me ha llamado la atención el mundo BDSM. Me excita sentir que dominan a la mujer rebelde que soy. Lo hemos medita, nos hemos informado y hoy es el día.

    Me visto con una bonita y dulce lencería de color carne, hoy mi delicadez contrastará con mi fuerza mental. A Enrique le encantó la idea desde el minuto cero, alguna que otra vez había fantaseado con atarme a la cama y hacer conmigo lo que quiera. Nunca se lo permití, siempre hemos tenido un sexo muy placentero. Es delicado, sus manos recorren dulcemente mi cuerpo buscando los suspiros y jadeos de sus interminables caricias. Nuestros besos empiezan tímidos para convertirse en fuego donde nuestras lenguas y saliva nos inundan los sentidos. Conoce también mi cuerpo que antes de penetrarme consigue un par de orgasmos de los que me transportan directamente al cielo. Es incansable en recursos placenteros, sus dedos reconocen una y otra vez mi humedecido sexo, me cambia la intensidad de sus movimientos  provocando en mi interior puntas de placer donde me estremezco una y mil veces antes de regalarle el primer orgasmo… justo en ese momento su cuerpo me abraza, me acaricia, me susurra y contiene en mí el éxtasis del placer durante unos minutos. Sin darme mucha tregua empieza a recorrer mi cuerpo con los suaves lamidos de su lengua, llega a mi sexo después de recrearse delicadamente en mis pechos,  mis pezones quieren desengancharse de mis senos erizados, me retuerzo en mi misma entre susurros y gritos….

    Estos son mis pensamientos mientras espero sus órdenes en posición sumisa, me humedezco, mi excitación es brutal, mi cuerpo está inmóvil, mis rodillas se resienten… mi mirada baja puede ver como Enrique está sentado delante de mí, el silencio me permite captar todo, su respiración, los leves movimientos de sus zapatos… el tiempo se ha parado, me concentro en no desfallecer de mi posición, arrodillada, sentada sobre mis pies y mi espalda completamente recta. Deseo complacer a mi amo, necesito satisfacer su lado más oculto, quiero ser obediente, todo lo que me ordene es por nuestra nueva conexión, es conectar nuestras mentes y unir nuestro placer mental y físico.

    Se incorpora mi amo, mi cuerpo vibra, siento mi fragilidad ante su poder, me tensiono y olvido el dolor de mis rodillas… sus manos acarician mi melena, el silencio es su vocabulario, mi respiración intensa y excitada la respuesta a su cercanía. Mi piel se eriza,  en ese momento me agarra mi melena y me levanta bruscamente. Me tambaleo, mis piernas adormecidas no me mantienen de pie, me abraza con la otra mano para que no me derrumbe ante él. Me susurra:

-          No te preocupes, yo te sostengo.

Recibo sus palabras como la protección que necesito en este momento. Mi fragilidad reconfortada por su fortaleza. Su seguridad me excita, estoy abandonada a él, me sostiene con una mano en mi cabellera y otra apretando bien fuerte mi cintura, noto su pantalón, la camisa y el frio de la hebilla del cinturón. Recobro mi estabilidad, me libera poco a poco… cuando logro sostenerme de pie me pide que cierre los ojos. Obedezco.

Se retira completamente, noto sus pasos. Mi excitación aumenta, húmeda y goteando me mantengo de pie y con los ojos cerrados.  Vuelve a acercarse, me venda los ojos con un pañuelo, se preocupa por la presión del mismo. Coge mis manos, me guía hasta la habitación, se separa de mí, noto como se sienta en la cama delante de mí… se las inventa para inclinarme y apoyarme en sus piernas. Tiemblo, intuyo sus intenciones, el miedo hace que me excite, el silencio y notar como pasan los segundos sin su acción enloquece mis sentidos. Por fin después de unos minutos se pronuncia.

-            Cariño, vas a recibir tus primeros azotes por dudar de mi capacidad para someterte. Sólo quiero tu silencio, acepta cada uno de ellos, si no lo soportas, ya sabes que hacer. ¿estas preparada?

Asiento con la cabeza mientras pronuncio un leve sí.

-          Así no es cómo debes dirigirte a mí, acabas de sumar dos nuevos azotes y todavía no he empezado con ellos.

-          Si mi señor, lo que usted quiera mi señor, perdóneme, estoy nerviosa.

El silencio y los escalofríos inundan todo mi ser. Sus manos acarician mis nalgas, estoy esperando los azotes que no llegan, se recrea en acariciar mi trasero, comprueba la humedad de mi sexo… me abre de piernas y me toca dulcemente… mis gemidos silenciosos hacen que me retuerza a la merced de la delicadeza de sus dedos. Cuando más excitada estoy para de golpe… junta mis piernas.

Nunca mi deseo ha sido tan grande, quiero que me folle locamente, pero sé que eso no puedo ni debo pedirlo, esa dominación me tiene inmóvil y esperando su siguiente paso. Mi cabeza está colgando por encima de sus piernas. Apoya su mano en mi cabeza para que no me mueva, su mano me da seguridad, me calma, estoy esperando su acción que no llega nunca. Quiero sentirme azotada de una vez, está jugando conmigo, me domina mentalmente como nunca lo hubiese imaginado. Yo una mujer rebelde esperando a ser azotada, me muero de ganas, quiero gritar, quiero suplicar que lo haga, pero no sale nada de mí, estoy paralizada y  sólo puedo esperar la decisión de mi amo.

Zaasss, me azota con lo que intuyo es un cinturón, un escalofrío me recorre de arriba abajo, el dolor se apodera de mí, esa mezcla de dolor, humillación y placer… no puedo recomponerme cuando otro azote resuena en mis cachetes y recorre todo mi cuerpo… en esta ocasión el dolor ha sido mayor, he tenido que apretar los labios para no chillar, y aun así he gemido como un animal rabioso. Quiero gritar a mi amo, quiero rebelarme, su mano en mi cabeza me inmoviliza… los azotes siguen, pierdo la cuenta de cuantos me da entre dolor, placer y lágrimas, los encajo todos con la dignidad que puedo… acepto, acepto y acepto deseando que mi amo deje de azotarme… se hace el silencio, ya no resuenan en la habitación el cuero del cinturón en mi piel, mi cuerpo vibra, sigo esperando nuevas reacciones… quizás más azotes.

Me sorprende la delicadeza de como empieza a acariciar mi trasero dolorido, no puedo evitar moverme del dolor resentido en mi piel… recorre delicadamente mis nalgas, mis piernas y sutilmente sus dedos los introduce en mi vagina completamente empapada. Esta mezcla de dolor con la excitación del deseo tan intenso hace que mi primer orgasmo llegue en unos segundos… conoce tanto mi cuerpo que justo cuando me estoy corriendo su mano se posa suavemente en mi sexo esperando sentir los escalofríos que mi cuerpo desprende… sigo inmóvil por su mano en mi cabeza… abierta de piernas todo lo que mi posición me lo permite, sigue acariciando los labios de mi sexo. Es increíble el dominio que ejerce sobre mí, mi cuerpo le pertenece hace una década, y desde hoy mi mente rendida a sus deseos más ocultos. Estoy orgullosa de haber dado este paso, de ser la sumisa de mi pareja, quiero un 7/24, lo deseo todo con él, quiero que me sorprenda en cualquier momento del día con sus peticiones más que morbosas, aceptar la voluntad de mi AMO y SEÑOR. Los orgasmos se suceden en los próximos minutos… tengo que parar o caeré inconsciente de tanto placer… justo en ese momento de éxtasis mi señor detiene su cometido.

Dulcemente mueve mi cabeza y mi cuerpo para que me incorpore ante él que también se levanta junto a mí. Nos fundimos en un abrazo, no hay palabras, sus manos me acarician dulcemente mientras te susurra:

-          Te quiero y me fascinas, gracias por tu entrega.

Mi cuerpo se estremece, me abandono a él nuevamente como el que salta al vacío… estoy en calma, las sensaciones tan contradictorias de placer y dolor me reconfortan, noto las molestias en mis rodillas por los largos minutos pasados en posición de sumisa, y la piel de mis glúteos siguen hirviéndome en mi interior. El placer está por encima del dolor que sirve de catalizador para estar pletórica y excitada en todo momento. Sigo sin ver nada, mis sentidos están potenciados al faltarme la visión.

Me guía de nuevo y me tumba en la cama… abre mis piernas y mis brazos… abrazo el universo mientras mi AMO ata mi mano izquierda, luego la derecha y exactamente lo mismo con mis pies. De nuevo el miedo a no saber qué pasará se apodera de mí. Silencio, noto como sus manos convertidas en plumas se deslizan por mi cuerpo todavía vestido con la lencería escogida por él.
Mi piel se eriza, mis gemidos salen del alma… sus dedos se detienen para introducirse nuevamente en mi sexo… deseo y más deseo de ser penetrada… mi cuerpo a su merced, mis gemidos creando canciones antes de cada orgasmo… y por fin noto como su cuerpo se une al mío, me besa lentamente el cuello, recorre mis pechos prestando máxima atención a mis pezones que quieren desengancharse de mi piel… y en este momento, deseando moverme para acariciarlo y corresponderle siento como me penetra fácilmente gracias a la lubricación natural del éxtasis del día… empotradas con tanta energía que me vuelve a recordar el dolor de mis glúteos azotados minutos antes…


Nos corremos al unísono, me desata y quita mi venda cuando recupera su aliento, nos abrazamos en silencio, lo acaricio dulcemente, besos dulces ensalivados, miradas de pasión y tiernas caricias mutuas hasta que nos dormimos piel con piel…


domingo, 24 de diciembre de 2017

Eres un gran amante

Es el segundo día que viene a casa.
     Javier, muy puntual, tal como me dijo, a las nueve en punto de la mañana está llamando al timbre para que le abra la puerta. Debe de tener unos treinta años, es muy atractivo, aunque algo tímido. Tiene un cuerpo musculado, pero no en exceso, metro ochenta aproximado, melena morena y su barba de tres días le dan un encanto salvaje que me pone muy caliente. Hoy tiene que reparar la tubería que va a devolverme el agua en casa.
    Lo recibo con un pijama de invierno nada sexy, acabada de despertar y con el frio en el cuerpo le abro la puerta.  Cargado con una mochila y sus herramientas en la mano le invito a pasar. Se dirige al baño, la tubería averiada esta junto al bidet.
-          Hola, hoy quedará reparado  y volverás a tener agua si todo va bien.
-          Hola, perfecto a ver si puedo ducharme hoy, mi cuerpo ya me lo pide. Voy a prepararme café, ¿quieres uno?
-          No, gracias, acabo de desayunar, me pongo cuanto antes para restablecerte el agua.

Desayuno cómodamente en la mesa del comedor desde donde lo veo de vez en cuando trabajar dentro del lavabo. Me ha mirado un par de veces y baja la cabeza muy rápido. Me encanta su timidez. Me concentro en el trabajo que tengo pendiente y me olvido de mi compañero sexi.
Suena la alarma del móvil, tengo que prepararme para salir, a las dos he quedado para comer Isabel. Me apetece mucho ducharme y el chico tímido no me ha dicho nada de la averia.
Con mi mejor sonrisa entro en el baño y le digo:
-          ¿No tendré la suerte de tener agua?
-          Dame un minuto, casi lo tengo.
-          Vale, vengo de seguida.

Preparo mi ropa y justo cuando regreso al baño, grita sin darse cuenta que estoy en la puerta.
-          Si, ya tienes agua, pero tengo todavía que arreglar un empalme del bidet antes de irme, así antes de la una lo tengo resuelto.
-          Vale, si no te importa, tú ves haciendo, yo entro en la ducha y no te molesto (lo he dicho sin pensar, y me ha dado un subidón que he humedecido al momento).
El intruso se enrojece y se vuelve a poner manos a la obra para acabar antes de la una.
-          No te preocupes, yo soy nudista, no estaba desnuda en casa por respeto a ti. (no contesta, pero se gira y al ver que me estoy quitando la ropa, rápidamente vuelve la cara).

Me encanta sentirme observada. Entro en la ducha tarareando una canción, estoy feliz, la situación me ha puesto muy muy caliente. No corro la cortina del baño, el agua corre por mi cuerpo desnudo, acaricio mis pechos con las dos manos, me enjabono lentamente mientras deseo al hombre que veo ante mí. Me mira descaradamente, su timidez se ha esfumado. Cierro el agua y me empiezo a secar el cuerpo, no aparta la vista de mí. Seco mi pelo  y mis ojos con la toalla, aprovecha ese momento para acercarse y apoderarse de ella. Respiro su aliento que me sabe a gloria. Mi cuerpo tiembla de sentir su delicadeza al secarme. Mis pezones se enervan al paso de sus manos. Recorre todo mi cuerpo con sus manos sobre la toalla, me abraza mientras su boca mordisquea mis labios….  
Me enloquece con la delicadez que lo hace, su lengua repasa primero  el labio de arriba, luego el de abajo, y una vez bien humedecidos introduce su lengua en busca de la mía. Me llena la boca de su saliva mientras voy desabrochando su camisa, descubro su tórax depilado… mis manos recorren muy despacio su espalda mientras nuestras lenguas vibran inmersas en la pasión desbocada del momento. Deja caer la toalla, mis manos desabrochan su pantalón buscando la excitación de su enorme verga que he tocado por encima del pantalón.  Me levanta para sacarme de la ducha, me sienta en un taburete del baño, se inclina, me abre de piernas y empieza a saborear mi sexo muy despacio mientras hurga en sus zapatos para quitárselos. Mis gritos de placer anuncian mi primer orgasmo, aprieta su cara en mi coño y justo en ese momento exploto en su boca…. Acaricio su cabello, me tiembla todo.

Se incorpora de nuevo, retira su pantalón y me planta delante del espejo, él, en mi espalda delicadamente me penetra mi sexo completamente húmedo y excitado… me empotra contra la pica del lavabo, nos reflejamos los dos… el silencio es total, nuestra respiración resuena en el baño, mis jadeos van al ritmo de la clavada de su enorme pene dentro de mí. Cada vez que la noto bien dentro de mí, mis gritos llegan al cielo. A punto de volver a correrme se lo hago saber, sus movimientos en lugar de acelerarlos, los ralentiza…. Noto como se mueve lentamente dentro de mi… mi locura es total, desplaza su polla a un lado y otro de mi agradecido sexo completamente abierto, me apoyo para no caerme de tan potentes embestidas… no puedo más que gritar de placer cuando mi orgasmo recorre todo mi cuerpo… Y en este justo momento llega la magia, me abraza, saca su romanticismo, no lo esperaba y mi cuerpo se entrega a sus dulces caricias… me gira y sus grandes manos se convierten en plumas erizando todos y cada uno de mis rincones…

Volvemos a enlazar nuestras lenguas, la saliva facilita los movimientos deseosos y llenos de pasión… mordisqueo sus labios, jugamos a mordernos suavemente… acariciamos a nuestros cuerpos unidos.  Su mano se posa delicadamente en mi sexo completamente empapado y me masturba con tal delicadeza que mis gemidos resuenan en la piel de mi amante. Refriego mis pezones en su pecho y sin poder evitar muerdo su cuello, repaso con mi lengua todo su hombro… su mano placentera se mueve en círculos en mi clítoris… mi mano se aferra a su erguido pene… lo masturbo…

Uffffff

Un nuevo orgasmo recorre mi cuerpo…. Delicadamente baja el ritmo de sus dedos mientras recupero mi respiración.

Lo apoyo en la pared, me arrodillo y empiezo a chupar tan digna porra, su mano me aprieta contra él. Llena mi boca completamente me hago con la situación y saboreo su polla como si se tratase de un rico helado. Noto la debilidad de su cuerpo al dejarse llevar por la experiencia de mi lengua.  Meto y saco su falo en mi boca a mi libre albedrio…. Lamo sus huevos esperando que estén llenos del semen que deseo en mi boca, en mi cara…. Y justo en este pensamiento me anuncia que me va a llenar de su tan preciado líquido… me abro de piernas y goteo parte de mi orgasmo, mientras se corre en mi boca…  y se corre en mi cara justo cuando aparto la polla para llenarme toda de su semen….

Me incorporo, nos miramos y con una increíble sonrisa le digo.

-          Mi amiga me mata, vuelvo a entrar en la ducha. Por favor me tengo que ir ya.
-          No te preocupes, me visto y desaparezco.

En 5 minutos salimos por la puerta los dos, tiene que recoger las herramientas y me pide el teléfono para llamarme antes de venir. Sonreímos sabiendo que no sólo recojera sus utensilios de trabajo.

Un beso en la mejilla cuando le digo al oído:


-          Eres un gran amante (y desaparezco corriendo).

domingo, 1 de octubre de 2017

Estoy deseando llegar a casa y sentirla mía.

    A las 21:30 en punto estaba en la puerta del aeropuerto, venía de un vuelo nacional y allí estaba yo esperándola. Por su trabajo Cayetana viajaba buena parte de su jornada laboral, es una alta ejecutiva que se ha hecho a ella misma. Los dos somos personas libres, pero muy ocupados, por ese motivo nos cuesta bastante cuadrar agendas.

    Me acaba de confirmar con un mensaje que ya está cerca de la puerta donde la espero cuando por un motivo u otro la recojo en el aeropuerto. Estoy deseando volver a verla. He reservado mesa para cenar en el mejor restaurante de la ciudad, los dos somos de buena mesa.

   Ahí la veo aparecer, está preciosa, una blusa blanca, falda de tubo negra, medias y unos tacones de infarto (cómo siempre). Su sonrisa al verme es preciosa, le sonrío yo también. Bajo para acompañarle con la maleta de mano. Automáticamente nos fundimos en un buen abrazo donde me deleita con su exquisito perfume. Un beso tímido en la boca, unas preguntas breves de rigor y le abro la puerta para que suba al coche (le encantan estos  detalles de galán).

    Camino al restaurante nos ponemos al día de nuestros trabajos, su energía sexual es brutal, noto su deseo y sé que ella el mío. Nos miramos con sendas sonrisas, me toca la pierna  mientras me habla, Cayetana es de contacto, y yo aprovecho para acariciar su mano de delicados y largos dedos. La pasión corre por nuestra piel, recuerdo nuestro último encuentro donde ella me regaló un número incontable de orgasmos. Su condición multiorgásmica es un valor añadido a su sexualidad y su elegancia.

    Llegamos al restaurante, el aparca coches le abre la puerta, la recojo con mi brazo que rodea su espalda, nos besamos tímidamente antes de entrar, nuestra pasión y ganas de tenernos nos regala un nuevo beso. Al entrar al restaurante las miradas se centran en la figura de Cayetana, su caminar elegante calzado en sus zapatos de tacón y su sonrisa provocan las miradas tanto de los hombres cómo de las mujeres.

    Acomodados en la mesa de siempre, Cayetana empieza sus miradas morbosas. Recorre sus labios rojo intenso con su lengua ensalivada, mientras su mano se posa sobre la mía.
-       Héctor, estoy muy muy húmeda. Necesito sentir tu pene dentro de mí.(lo susurra mientras su mirada se apodera de mí).
-       Cayetana por favor vamos a cenar, me acabas de poner durísimo.

    Noto su pie entre mis piernas, le encanta provocarme y su osadía y morbo no tiene límite. No le importa que el camarero nos esté tomando nota, ella sigue acariciando mi pene con su desnudo pie. Tengo que incorporarme para estar completamente debajo de la mesa para que nadie vea el pie de Cayetana acariciándome al taparme completamente con el mantel elegante de la mesa.

    Se marcha el camarero, y su sonrisa se convierte en una carcajada picara que hace que la mesa más próxima nos observen. Su juego acaba de empezar, y yo estoy deseando ver cuál es la locura de hoy. Su mente privilegiada crea situaciones realmente morbosas donde controla hasta el último detalle.

    Se levanta de repente y se va al baño. Su sonrisa la delata, antes de encaminarse al baño me besa intensamente y me susurra “estate pendiente del móvil” y se aleja sin más.

    Obedezco y en ese justo momento entra un mensaje de Cayetana “quiero me penetres”. Me vuelve a poner mi verga completamente tiesa. Siempre sabe cómo captar mi atención. Siguiente mensaje acompañado de una foto “estoy en el baño de los minusválidos, clávamela por detrás”.
Quiero complacerla y me levanto rápidamente para satisfacer su deseo, antes de levantarme, saco mi camisa por fuera del pantalón para disimular al máximo mi erección.

    La puerta está sin cerrojo, sabiendo Cayetana que no iba a tardar en complacerla. Tal y cómo entro nos miramos a través del espejo, no se inmuta, abre sus piernas mientras yo bajo su braguita para poder penetrarla desde atrás. Compruebo que está bien húmeda, bajo mis pantalones, dejo caer mis bóxer, se inclina para que mi verga entre fácilmente. Con mis manos en sus pechos la sostengo para que no se golpee contra el espejo del baño, empieza su ronroneo, va subiendo el tono de sus gemidos. La muevo delicadamente mientras ella se inclina y mueve su precioso culo hacia mí, me clava sus glúteos en mí.

    Se gira levemente me susurra “no pares Héctor, sigue así y me correré de seguida”, sus gritos de placer aumentan y me veo obligado a introducir mi mano en su boca para evitar que nos descubran. Muerde intensamente mi mano mientras sus manos clavadas en el espejo hacen de tope a las empotradas que le propino buscando el rápido orgasmo que está por llegar. Su mirada reflejada en el espejo me incita a acelerar el ritmo de mis embestidas… Clava su dentadura en mi mano al tiempo que mueve su pelvis a mi ritmo, se deja caer sobre el frio mármol del baño. Es momento de parar, esos segundos de extremo placer al sentir cómo su cuerpo se estremece de tan intenso orgasmo. La abrazo desde atrás unos segundos… noto su corazón latir, se incorpora lentamente sin retirar mi miembro de su interior… aceramos nuestras bocas con el giro de nuestros cuerpos y nos fundimos en un beso de intercambio de saliva… finalizando el beso me retira dulcemente… nos miramos y nos abrazamos, la lleno de besos en el cuello, ella me acaricia suavemente… nuestras manos viajan por nuestros cuerpos, caricias llenas de pasión. Cayetana se inclina y me deleita con su lengua que recorre mi pene todavía erguido. Escupe su saliva en mi verga, sabe que me excita, y no para de mover su lengua hasta que le indico que voy a correrme… Le encanta tragarse mi semen, dice que es un agridulce muy sabroso, y mientras me corro su boca se acopla para que el semen entre dosificado por su garganta. Acaricio su pelo mientras se relame todavía arrodillada ante mí, levanta su cabeza, nos miramos y sabemos que toca vestirnos. Sin dejar de besarnos, besos con sabor a sexo, nos vamos acicalando la ropa rápidamente para casi a la par, nos miramos en el espejo, y decimos “estamos divinos” La invito a salir primero, me dedica una última sonrisa al abrir la puerta y alejarse. Espero dos minutos y antes de abandonar el baño recibo un nuevo mensaje suyo “quiero más”.


    En la mesa no comentamos nada, nos han colocado otra pareja muy muy cerca de nosotros y tenemos que ser correctos. Ella es mi zorra en la cama y yo su cabrón, pero siempre unos señores correctos y elegantes. 

                                    Estoy deseando llegar a casa y sentirla mía.