miércoles, 31 de agosto de 2016

Mi sueño en verano

Era un día de mucho calor, un día de verano, pero yo estaba tan ilusionada y nerviosa que me encantaba la sensación de mi cuerpo al sudar. No sé bien si era por el calor o por los nervios.

Nací en Rusia, en la ciudad de Norilsk, a 2900 km de Moscú en plena Siberia, hace ya casi 40 años. Vine a España a las montañas del Pirineo aragonés hace escasos 3 años, donde prácticamente no me moví de sus alrededores.

Siempre quería que llegase este momento, lo deseaba desde mi fría infancia en mis montañas de Siberia. Había visto documentales, películas y muchas fotografías, pero toda una vida detrás de mi sueño.

Cerraba los ojos y me imaginaba llena de él, pensaba que sería mágico y así lo viviría mi cuerpo.

Había noches que me dormía pensando en su latir, me imaginaba como me acariciaría mi piel cubriéndome de abajo a arriba. Como me dormiría contemplando su belleza, observando como el sol me iluminaría al final del día.

Y sí, todo ello lo iba a vivir de un momento a otro.

Le pedí a mi amiga Ruth que me avisase antes de llegar, en ese instante, quería que  me tapase los ojos con un pañuelo que traía para la ocasión.

Una vez llegamos, me ayudó a bajar del coche y me encaminé al sueño de mi vida.  Con los ojos tapados por el pañuelo, mi cuerpo se llenaba de sensaciones de sentir su olor, sudaba y en este caso no de calor, sino de la emoción de haber soñado este mágico momento y poder vivirlo en mí.

Me descalcé para adentrarme por el camino que me llevaba a él. Sentía como me acercaba por su brisa, por la música de sus olas y el sol que calentaba mi piel. Mis primeros pasos por la arena de la playa fueron como un cosquilleo que recorrió todo mi cuerpo de abajo a arriba.

Ruth me guiaba con sus manos y yo seguía con los ojos vendados. Me senté en la arena y en ese momento me quité la venda de los ojos… ahí estaba mi MAR, ese mar tan soñado y tantas veces contemplado en fotografías y películas. Era para mí, ese MAR azul estaba delante de mí y yo lo vivía con una sonrisa que en momentos se convertía en carcajada… latía para mí, yo era el motivo de sus olas, así me sentía…  me levanté y corrí de alegría, me estiré y di vueltas sobre mí, era tanto lo que mi alma deseaba el momento que mi cuerpo lloraba de alegría. Fué el momento de entrar en el agua… sensación increíble para una mujer de mi edad que veía como su cuerpo se sumergía en una gran piscina sin final. Estaba en el mar Mediterráneo, en la Costa Brava donde por fin pude cumplir mi sueño. Mi mar cubrió todo mi cuerpo sin pensarlo, bajo la atenta mirada de tantas personas que me observaban, pero yo estaba en mi mundo, estaba en mi sueño.

Salí y entré del agua una y otra vez como si de un niño se tratase, era mi deseo más oculto desde que tenía uso de razón. Llegó la tarde-noche y ahí seguía yo rebozándome en la arena después de mis últimos baños del día.


Me volví a sentar y contemplé la puesta de sol al tiempo que medité sobre tan bella y pura sensación. Mi cuerpo se estremecía de escalofríos… mis manos se hundían en la arena igual que mis pies, mis ojos se colmaban de luz viendo como el sol se despedía después de iluminar mi mágico encuentro con el MAR, en un día de verano donde pude sentir que tenemos grandes cosas que no sabemos apreciar, ya que vivimos  intensamente de una manera equivocada.

No tengo palabras para explicar todas mis sensaciones vividas, pero espero poder transmitiros que valoremos más la belleza que tenemos ante nosotros y que la respetemos como si fuese una extensión de nosotros mismos.

Aún hoy cuando recuerdo mi primer día de MAR, noto en mi las sensaciones vividas… mi cuerpo se estremece como si algo mágico me acariciase…



miércoles, 17 de agosto de 2016

Una auténtica cita a ciegas!!!

La excitación era inmensa, llevábamos tres semanas hablando por una red social, conversaciones calientes que acababan en masturbaciones. Había tanto deseo que nada más empezar a hablarnos yo me empalmaba y Sara se humedecía de saber que el deseo era mutuo, la imaginación y las ganas del uno por el otro era tal que hablábamos tres veces al día, cómo los buenos medicamentos que hacen que te cures de cualquier enfermedad, en este caso nuestro delirio crecía y crecía en cada toma de nuestra dosis diaria.
Conversaciones donde conoceríamos gustos y nos explicaríamos nuestros momentos más íntimos.

Surgió sin pensarlo, pero como todas las cosas maravillosas salió así, sin preparar. Decidimos tener una cita a ciegas para plasmar tanto deseo, conocíamos nuestros cuerpos virtualmente, sabíamos el que le gustaba a uno y al otro y llenos de tanto placer nos pusimos manos a la obra.

Sara un poco más tímida, lo deseaba igual que yo, pero me decía que le daría mucha vergüenza el citarnos en un hotel y realizar todos los deseos ocultos que habíamos realizado virtualmente.

No sabia si Sara tenía pareja o no, sólo nos dábamos placer virtual, pero al surgir la oportunidad de quedar y disfrutar físicamente no lo dudamos ninguno de los dos. Su vida personal era su intimidad y  nos prometimos que sería una sola vez, nos gustase o no.

Una vez realizada la reserva del hotel para una noche, el plan empezaba a tener fecha y cada vez más pasión y deseo. No dejamos de tomar nuestras 3 dosis diarias de buen sexo virtual hasta el mismo día de la cita.

Aquí os explico la experiencia en primera persona. Llego yo primero al hotel y le envio un mensaje a Sara que ya la estoy esperando. Cierro las cortinas de las 2 ventanas que hay en la habitación, tal y como le prometí seria un descubrimiento de nuestros cuerpos totalmente a oscuras, en la habitación se hace la noche, aunque eran las 5 de la tarde. Mis nervios a flor de piel, por fin vamos a disfrutar de la pasión y el deseo acumulado.

En recepción le dan una llave a Sara, yo me espero en el vestidor que esta completamente a oscuras como el resto de la habitación. Al oir como se abre la puerta mi corazón va ha estallar. 
Nada más entrar Sara va dejando caer la ropa en el suelo tal y como habíamos hablado, yo la espero totalmente desnudo, estoy apoyado en la pared del vestidor escuchando como cae su ropa al suelo... mi excitación aumenta.
Estoy esperando que llegue Sara al vestidor , no hemos cruzado todavía ni una palabra. Intuyo sus pasos, pasa por delante de mi, y justo en ese momento me acerco a ella desde atrás... mi cuerpo desnudo se une al suyo.
Nos deshacemos en el momento que nos cogemos las manos.. deseo contenido, nuestros corazones disparados por la situación y el deseo mutuo hacen que sigamos sin mediar palabra. Excitación, nervios, deseo, placer, vergüenza, timidez, pero sobre todos ganas de vivir este momento le susurro a Sara en el oído:
- ¿Estas Bien? 
- si, me contesta en voz baja, mientras sus manos no dejan de acariciar mis piernas.... mi boca aprovecha el susurro anterior para besar su cuello... noto como su piel se eriza... mi manos tiemblan igual que las suyas...
Estamos juntos por fin, ese deseo lo materializamos en el momento que hago girar a Sara... nuestras bocas se unen el el deseo y la pasión acumulada en las 3 semanas anteriores se convierten en el éxtasis del momento.
Nuestros cuerpos unidos no dejan de frotarse el uno con el otro... somos dos animales que buscan su instinto sexual más salvaje...  noto sus magníficos pechos en mi cuerpo, sus manos buscan mi pene... mi boca se inclina para mordisquear sus pezones que piden locamente que lo haga.
No paramos de gemir.... excitados, nerviosos... nos besamos con tanta intensidad que ni nosotros mismos sabemos de lo que somos capaces de sentir en una situación tan morbosa y excitante... todo a ciegas y sólo con nuestro tacto y olfato hacemos nuevas preguntas:
-  ¿Estas bien?
-  Si, ¿y tu? 
-  También, quiero descubrir tu cuerpo déjame recorrerte despacio... quiero sentir como te estremeces al paso de mi manos y mi lengua...

Así lo hago y así la siento... sus piernas se debilitan de tanto placer al arrodillarme ante ella y besar muy lentamente su sexo al tiempo que mis manos acarician su precioso trasero. Sara con sus manos acompaña el movimiento de mi cabeza ante su depilado sexo que me inunda de sus flujos... noto como su orgasmo esta llegando para regalarme una dosis de gemidos que escucho al ritmo del movimiento de su pelvis, mientras intenta apoyarse en el armario del vestidor para no desvanecerse de tanto placer...
La sostengo con mis manos en su trasero mientras su cuerpo me regala un orgasmo que llena mi boca de su exquisito placer... placer liquido que me sabe a gloria... me sabe a quiero penetrarla...  quiero que me coma, quiero sentirla una y otra vez hasta que caigamos rendidos en la lujuria del momento....
Guio a Sara hacia la cama, la siento ante mí, y en ese momento sus manos buscan mi pene para darme el placer que tanto deseo... su boca recorre mi glande lentamente... fricciones lentas y suaves hacen  que mis gemidos susurrados  a Sara sepa que me esta enloqueciendo con su boca....
Mi gran excitación y agradecido a tal felación, levanto a mi amante delicadamente mientras la beso y vuelvo a recorrer su cuerpo lentamente con mis manos justo antes de inclinarla en la cama para penetrar su sexo desde atrás... 
Mis movimientos primero delicados y luego rápidos hacen que mi musa sexual mueva sus caderas con locura.. sus movimientos y los míos bien acompasados hacen que su orgasmo no tarde en llegar... mis manos justo en sus pechos al tiempo que su orgasmo llega... en ese instante recuerdo que en nuestras conversaciones sexuales de los días anteriores me dijo que le encanta que le azoten el culo sin violencia, pero si con esa gracia que hace que sus gritos de placer sean más intensos en cada cachete que le marco por el movimiento lento de mi entrar y salir de su sexo.

Llena de mi, y todavía en completa oscuridad vuelve a recrearse con mi pene que sólo piensa en su placer... en este caso me vuelve a salivar toda mi verga que con la gracia de su boca no puedo evitar correrme, no sin antes pedirle permiso para ello... su decisión de chupar y chupar con más ganas mi pene hacen que sepa que lo quiere todo en su boca...  increïbles y bellos movimientos hacen que no retarde el momento de darle todo mi esperma que llena su boca... y que al retirarse, también lo esparzo por todo su cuerpo....
me tiemblan las piernas... apoyo su cabeza en mi cuerpo y le propongo descansar estirados en la cama...

Nos tumbamos y lentamente volvemos a recorrernos mutuamente en el silencio y la oscuridad de la habitación. Una y otra vez volvemos a darnos placer y a entregarnos en un mundo nuevo de sensaciones donde la vista todavía no ha intervenido para nada.
Cerca de las 9 de la noche hacemos media parte y vamos a cenar algo en el restaurante del hotel. Allí nos miramos y nos provocamos con esas miradas intensas que no conocíamos el uno del otro... juego y más juego que nos lleva de nuevo a la habitación y ahora empezamos la segunda parte disfrutando de miradas y risas cómplices y felices de haber hecho realidad una fantasia que salió sin pensar. Nos dieron las 2 de la madrugada y allí se acabo nuestra intensa cita

Y como prometimos, no nos hemos vuelto a ver.