Nuestros cuerpos estaban desnudos
encima de la cama, mi piel vibraba al compás de su respiración. Su pecho en mi
pecho me regalaba los latidos de su corazón todavía acelerado. Su piel delicada
me invitaba a acariciarla lentamente sabiendo que mis dedos se convertían en plumas
ligeras que daban continuidad al placer experimentado anteriormente. Mueve
levemente su cabeza buscando mi mirada. Sus ojos me acarician el alma, su piel
se estremece al tacto de las caricias dulces de mi mano, mis dedos no cesan de
recorrer todos y cada uno de los rincones de su desnudo cuerpo…. Cierro los
ojos para memorizar y perpetuar en mí el éxtasis del momento. Siempre me habían
explicado que el sexo con amor es el sueño de cualquier persona. Así le dan
sentido a su sexualidad, que la entregarán cuando Cupido aparezca.
Ahora puedo entender a todas esas personas que niegan la entrega de su
cuerpo como un mero intercambio de pieles para saciar sus instintos sexuales.
Mis pensamientos reviven todos y cada uno de los momentos experimentados en
esta nueva etapa donde me creo un ser iluminado por la magia del amor. Su piel
no deja de erizarse, nuestra respiración acompasada se funde al mirarnos, nos
volvemos a besar una y otra vez, nuestra saliva se mezcla como si cocinásemos un
coctel afrodisiaco que nos da energía para seguir inmersos en nuestra nube de
placer. Sensaciones antes vividas, pero ahora multiplicadas y ampliadas para
creer que somos parte del paraíso.
Nuestros cuerpos se entrelazan, las piernas hacen simples nudos una y otra
vez intentado no separarnos. Nuestros pezones se erizan con el roce de nuestros
pechos… mis dedos se entrelazan con su cabello al tiempo que acaricio su nuca…
se acurruca en mi pecho con gemidos de gata que recorren todo mi cuerpo. Su respiración
es excitante, su piel de nuevo erizada mimetiza la mía. Todo mi cuerpo flota
ante tanto placer… los minutos se convierten en segundos.
Después de intensos y largos gemidos felinos ella se dirige de nuevo a
recrearse con mi sexo completamente depilado. Los escalofríos son la nota dominante
del momento, su lengua se posa lentamente sobre los labios de mi sexo
completamente húmedo. Su salivosa lengua y su forma de moverla dan movimiento a
mi pelvis intentando que clave toda su boca en mi vagina.
Por su posición mis manos acarician sus preciosos pechos redescubriendo sus pezones que marcan la excitación del
momento. Su dulzura al hacer suyo mi sexo es nuevo para mí, nunca tanta
delicadeza visito mis labios vaginales que se engrandecen en cada comedido
movimiento de la lengua de mi nueva y deseada amante. Sus manos se entretienen
recorriendo mi cuerpo, provocando grandes escalofríos que agradezco con excitantes
gemidos y el movimiento intenso de mi pelvis en su boca…
Se incorpora deslizándose por mi cuerpo hasta llegar a mi boca, nos besamos
con un intenso cambio de salivas, mientras nuestras manos se unen con intensidad,
sellando nuestro amor en este mágico
momento que siempre deseamos las dos. Los movimientos delicados de descubrirnos
una a la otra hacen que la piel esté siempre erizada, gemidos inagotables que
se suceden desde nuestro primer beso donde nos fundimos en nuestro amor…
momento donde llegamos en timidez sabiendo la admiración, respeto y deseo que
sentimos la una por la otra.
La noche nos visita al oscurecerse nuestro lecho donde sellamos para
siempre nuestro silencioso amor de más de 20 años. Mi amada se queda dormida
mientras mis manos la acarician después de entregarme su placer en incontables
orgasmos grabados en mi mente con movimientos y gemidos tan puros como el
silencio de nuestro amor que por fin brotó en un día mágico de primavera.
Me levanto sutilmente para no despertarla. Me giro de nuevo para ver su
precioso cuerpo una vez más, extendida en su cama sobre el edredón que hace
unos años le había regalado para su cumpleaños. La imagen es tan bella cómo
nuestra historia de amor que empezó en la adolescencia.
Abandono la habitación para volver a la realidad de mi matrimonio, mi familia
y mi trabajo… pero sabiendo que hoy aprendí a amar con toda mi alma… noches y
días soñando vivir este momento que sin duda no imaginaba poder hacer realidad.
Hoy sé que el amor no tiene sexo ni condición, y que las personas crecemos y
amamos cada día… y si ha de ser será.