viernes, 11 de agosto de 2017

Su espalda en el espejo.

     Hacia mucho tiempo que no la veía. Estoy algo nervioso, pues reencontrarte con un ser querido después de mucho tiempo es algo inusual. Ruth es una mujer elegante, glamourosa, sensual, con mirada felina, pero sobre todo lo que me seduce de ella es su inteligencia. Nuestra relación siempre ha sido muy morbosa, hemos experimentado sensaciones y disfrutado del sexo intensamente.
     Hoy hemos quedado en Barcelona, está de paso, desde hace cinco años que esta trabajando en Madrid, es directora general de una multinacional de cosméticos.
     La estoy esperando en el hotel donde va a alojarse, esta todo restaurado y es de diseño minimalista, todavía tardará una media hora. Acabo mi café, voy al baño, el lujo del lugar y los espejos grandes de encima de las picas de manos  hacen que recuerde un momento mágico que tuvimos.
      Estábamos en las fiestas de Gracia de Barcelona, Ruth quería ir al baño, yo conocía un hotel próximo, así que le dije:
    -    Sígueme.
     Se engancho a mi mano fuertemente para evadirnos de la multitud de la fiesta.
Con un vestido amarillo (que todavía recuerdo) ceñido a sus preciosas curvas, labios intensos de color rojo, nos escapamos entre risas y conversaciones en voz alta, vamos eufóricos y felices desinhibidos totalmente por la media docena de cervezas que tomamos los dos.
     El hotel esta en una calle poco transitada y esto hace que estemos solos, pedimos dos nuevas cervezas mientras ella va al baño.
     La pareja de camareros (el y ella) están por la labor de cerrar la cafetería del hotel. Espero el minuto de rigor y voy al baño, me lavo las manos, Ruth sale del baño y me abraza desde atrás. Muerde mi cuello, me enloquece y ella lo sabe, me dejo hacer, sus manos recorren mi espalda por dentro de la camisa, me giro delicadamente, su boca se entretiene en mi cuello donde mi giro facilita que nos besemos intensamente. Nuestras lenguas inundadas de saliva nos llevan al éxtasis de los gemidos (silenciosos) debido al lugar de nuestro encuentro.  la subo al mármol que sostiene las picas de manos,
detrás de Ruth un precioso espejo me descubre su espalda al bajar su ceñido vestido. Sus preciosos pechos ahora al descubierto invitan a mi boca a juguetear con sus pezones.... la acaricio, su cabeza cae hacía atrás al ritmo del placer de mis lametazos en sus pechos... siguen los gemidos silenciosos.  incorpora su cabeza para mordisquear mi cuello. mis manos las introduzco dentro del vestido mientras recorro sus esbeltas y morenas piernas. Aparto delicadamente el tanga para introducir mis dedos en su empapado sexo. La penetración de mis largas extremidades y su leve movimiento hacen que se abrace a mi cuerpo, muevo mi mano con intensidad para subir el ritmo de su placer.... esta excitadísima, su mano busca mi erguido pene, noto como quiere regalarme su orgasmo.... de nuevo bajo la intensidad de mis movimientos para dosificar el placer buscando retrasar su orgasmo.Mi pierna aguanta la puerta del baño que en este momento intentan abrir, el silencio y el placer contenido hace que nos apresuremos para dar paso al nuevo inquilino del baño.
     -   Ruth dame tu placer (le susurro).
    En ese momento me arrodillo,  mi boca la posiciono en su entrepierna para llenarme de sus jugos vaginales. Mi lengua hace círculos dándole placer en su clítoris. Sus movimientos y la presión de sus piernas en mi cabeza, me anuncian su orgasmo.... orgasmo que bebo lentamente y saboreo seguidamente en nuestras bocas al incorporarme para salir cuanto antes del baño del hotel.
    Ruth sube su vestido mientras nos miramos felizmente a través del espejo. nuestra sonrisa es cómo la de dos niños que acaban de hacer una trastada, en este caso muy placentera para los dos. 
    Salimos pensando si nos han descubierto, pero nuestro juego y miradas siguen mientras nos tomamos las dos cervezas bajo la mirada atenta de la pareja de camareros. 
     Salgo del baño reviviendo el momento, estoy excitado, tengo que re colocar bien mi pene para al salir que no se note mi erección. Sigo soñando con otros momentos mientras espero a Ruth.
    Un mensaje me llega al móvil, estoy cerquita, muy cerquita. dirijo mi mirada a la puerta del hotel.  Allí está esplendida cómo siempre, hoy lleva un top y un pantalón blanco precioso, su sonrisa como siempre espectacular. Un pequeño beso en la boca me sirve para saludarla.
    -    Espera, voy a recepción para que me den la habitación. ¿Me acompañas?
La miro delicadamente, bajo la mirada, le cojo las manos.
    -    Ruth, cariño, sabes que no subiré a la habitación. Ya te he hablado de Sonia y todo lo que siento por ella. va, sube tú, yo te espero aquí y nos ponemos al día, que quiero saber que te trae por Barcelona.
    
    La tarde nos llena de recuerdos, sueños y muchas risas en torno a una botella de buen vino de garnacha blanca de Terra Alta.
    
    

1 comentario:

  1. Perfecto, la historia muy sensual como tú sólo sabes hacer y el final, fantástico. Has cerrado muy bien la historia. Un cambio muy importante. Felicidades.

    ResponderEliminar

deja un comentario si te gusto el relato.