Hoy
lo vuelvo a ver. Lo conocí ayer, me lo presentó una amiga en común.
Me sedujo desde el primer momento su sonrisa, su mirada penetrante,
su amabilidad, su tono de voz, pero sobre todo su seguridad.
Josep
es un tipo diferente, mi amiga ya me lo dijo, si alguien puede es él.
Tenemos cosas en común: nos gusta las energias de las personas, la
filosofía, observar y conversar. Me estremezco cuando pienso como me
miraba ayer.... como sus manos acariciaron las mías en diferentes
ocasiones. Me reconozco nerviosa, llena de deseo.
Anoche
al llegar a casa lo sentí en mi piel, lo viví en mí hasta quedarme
dormida después de susurrar su nombre en el momento más placentero
del día. Lo imaginé recorriendome de los pies a la cabeza,
besandome con esa pasión digna sólo de los buenos amantes. Primero
reconoció mi cuerpo delicadamente con sus manos, me hablo con
dulzura en varias ocasiones dandome a conocer su deseo por mí. Mi
cuerpo cada vez más acelerado, mi sexo húmedo, mis ojos cerrados y
una buena dosis de imaginación hicierón que hoy esté predispuesta
a todo. Quiero sentir de nuevo ese extasis ya olvidado, necesito
sentirme deseada nuevamente. Pero mi mente me pide cautela, no quiero
expectativas que luego me fustren, pues en mi mente y en mis sueños
todo es genial. Ahora quiero averiguar si mi amiga tiene razón y
vuelvo a ver ver las estrellas del universo tan añoradas.
De
momento lo estoy haciendo esperar, mi ducha rápida se ha convertido
en una casacada de pequeños orgasmos conseguidos por mi deseo
acumulado de todo el día pensando en como nos vamos a entregar el
uno al otro con pasión y deseo. Corre el agua por mi cuerpo y mi
mano la resigue hasta la entrepierna, cierro los ojos, mi cuerpo se
estremece una y otra vez. El móvil suena un par de veces, quiero que
muestre su impaciéncia, sus ganas de poseerme. Mi interior arde con
el contraste del agua fría. Mis manos son las suyas, me siento
abrazada al recorrerme lentamente mientras mis culminaciones son cada
vez más rápidas. Decido acabar mi ducha, quiero conservar mi fuego
interior para lo que me depara la noche.
Me
enfundo mi ropa preparada, conjunto de ropa interior de color negro
con un tanga de hilo precioso. Vestido negro que se adapta a mi
cuerpo marcando mis curvas. Seco mi morena melena, me maquillo,
pinto mis labios de rojo intenso, unas gotas de perfume. Me enfundo
mis zapatos negros con algo de pedreria, tacones de vertigo. Me
observo de nuevo en el espejo un último instante, mis ojos brillan,
mi sonrisa es feliz, me siento sexy.
- Josep voy bajando (le escribo un whatsap).
- Estoy en el bar de la esquina.
Entro
en el bar cuando se gira, su expresión de sorpresa me encanta,
recorre mi cuerpo con su mirada intensa, esa que tanto me pone. Me
estremezco recordando mi último orgasmo. Tiemblo de placer, mi
nerviosa sonrisa creo que delata mi excitación.
- Milagros, estás estupenda.
- Gracias Josep (sonrio tímidamente).
- ¿Tomamos algo aquí?
- Mejor no (después de observar a mi alrededor y ver como me miran unos clientes del bar y los propios camareros).
Estás
preciosa, me repite un par de vez. Nos detenemos, se posa delante de
mi, me abraza, me besa. La calle no está bien iluminada, me entrego
a la pasión de sus besos mientras sus manos me acarician con
delicadeza. Mi cuerpo responde: mis pezones se clavan en su pecho,
mi piel se eriza, mi respiración entre besos y beso es intensa. Mi
interior se incendia mientras la humedad de mi sexo crece
rápidamente. Reacciono separandome, no puedo dejarme llevar, estamos
en la calle. Con nuestras manos unidas, me mira con la dulzura de un
niño. Me besa de nuevo, sellamos el silencio con un beso de
adolescentes, su lengua recorre mis labios. Quiero salir del lugar,
no estoy comoda pensando que puedan verme los vecinos.
Le
invito a irnos, mi tono de voz delata mis nervios, decidimos ir a
cenar a su casa. Necesito estar relajada, quiero sentir y dejarme
llevar ante tantas sensaciones, deseo y placer. Mi cuerpo es un
volcan imparable donde la lava son mis fujos sexuales que me
humedecen.
Una
vez en el coche intento relajarme, la conversación es banal, y
saltamos de un tema a otro mientras acaricio la mano que apoya en mis
piernas. Se gira de vez en cuando, su mirada picara me hace sonreir.
Estoy algo más calmada, ahora lo miro y escucho con más
detenimiento aprovechando que está pendiente de la carretera. Me
gusta su tono de voz, siento como su mano me acaricia suavemente, sus
breves miradas con sonrisa picarona recuerdan y activan en mi cuerpo
la excitación una y otra vez, no puedo acabar de relajarme y
aprovecho para sentir mi cuerpo.
Recupero
parte de mi sexualidad perdida en estos últimos años, me siento
pletórica, mi cuerpo responde con deseo, mi alma sonrie desde ayer y
mis pensamientos se repiten una y otra vez.... quiero vivir este
momento dejandome llevar. Estoy ilusionada de ver como la vida me
cambia de la noche a la mañana. Un par de años con la sexualidad
dormida me hicieron creer que mi cuerpo ya no lo necesitaba. Hoy
recupero y vivo nuevas sensaciones. Me reconozco contrariada, mi
cultura y educación son un choque interno para dejarme llevar....
mis deseo y mis pensamientos luchan dentro de mí, pero las ganas de
vivir hacen que mi cuerpo sucumba a tan preciado momento soñado en
tantas y tantas noches develada añorando un cuerpo que me llene de
placer.
Hoy
lo vivo, estoy preparada a aprenderme de nuevo, siento como mi deseo
se funde con el suyo.
Llegamos
a casa de Josep, me besa, nos besamos con pasión sabiendo que mi
entrega no tiene marcha atrás. Deseo ser suya, mi sexo húmedo me
recuerda la necesidad de culminar este bello momento donde mi amante
es el soñado una y otra vez.
- Milagros, sólo decirte que no estás obligada a nada, en cualquier momento puedes, podemos parar si tu así lo decides.
- Gracias Josep, lo sé, quiero vivir este momento, necesito sentir tu deseo en mí.
Agradezco
su aclaración, palabras que me dan mayor confianza a este momento,
son producto de mis miedos comentados en día anterior.
Abre
una botella de vino blanco mientras yo observo las pocas fotografías
de su comedor. Me descalzo y me acomodo en el sofa. Brindamos por la
noche, brindamos por la vida... nos enzarzamos nuevamente en besos
que funden mi interior. No me reconozco, no soy yo, pero quiero
avanzar pese al miedo de mi cuerpo. Mis pensamientos me traicionan
cuando pienso en la descompensada experiencia que tenemos. El tan
seguro y yo tan débil, tan insegura, pero tan llena de placer que no
puedo ni quiero renunciar a ser poseida por manos de ángel.
Brindamos
y brindamos una y otra vez entre besos, caricias, susurros y miradas
en las que me estremezco. Sus manos acarician por primera vez mi sexo
sin apenas darme cuenta como llega a él. Penetra sus dedos de
pianista en mi, yo tumbada en su sofá cierro los ojos y casi sin
darme cuenta mi orgasmo inunda su mano. Grito de placer, jadeo,
brinco al reencontrarme con el placer tan rápidamente en sus manos.
Recorro su cuello con mi lengua mientras sus dedos se dedican a mi
clítoris, el placer sube y baja de mi vagina a mi clitoris. Retira
mi vestido por la parte de arriba para descubrir mis pechos donde mis
pezones apuntan a lo más alto, los mordisquea, hace suyo mi pecho
con sus manos mientras sus labios van de un pezón a otro volviendome
loca por momentos. Me enloquece que me muerdan los pezones con
delicadeza sorprendiendome con mordiscos inesperados donde me
estremezco sitiendo la ebullición de mi sexo completamnete húmedo
por mi nuevo orgasmo provocado por el masaje intenso de mis pechos.
Se
desnuda de cintura para abajo, todo mi vestido en mi cintura, y
desnuda mi sexo retirandome el tanga. Inclinado ante mí, me
sorprende comiendose mi sexo humedo. Repasa los labios de mi coño
con su lengua, de abajo a arriba, de arriba a abajo, mete sus dedos
que acompañan los freneticos movimientos de su boca. Nuevamente
crezco en mi sexualidad entregandole un nuevo orgasmo... no me lo
puedo creer, estoy llena de placer y esto no ha hecho más que
empezar. Quiero más y así se lo hago saber.
- Follame Josep. Te quiero dentro de mi ahora, embisteme fuerte.
- Si, eso deseo tanto como tú, dame tu orgasmo nuevamente, quiero volver a saborear tu flujo (me susurra).
Me
corro nuevamente satisfaciendo su voluntad... mi cuerpo lleno de
placer es penetrado una y otra vez... me levanta del sofa y me
inclina para penetrar mi sexo desde atrás. Noto como su pene se
clava en mi sin poder más que gritar de placer hasta ya agotada
pedir por favor que pare un momento....
Me
lleva a su cama donde nos relajamos unos minutos acariciandonos.
Nuestros cuerpos nuevamente se activan donde esta vez me dispongo a
cabalgarlo para marcar yo mi ritmo. Su aguante sexual me sorprende,
mi placer es como su vitamina para cada vez embestirme más y mejor,
sigue mi ritmo, sus movimientos se mimetizan con los míos, le regalo
un par de orgasmo más antes de corrernos juntos... le miro, le
sonrio, me sonrie y sin mediar palabra nos abrazamos. Es ahí donde
mi cuerpo satisfecho y sereno capta este momento para saber que no lo
estoy soñando...
Estoy
feliz de avanzar sin haberme cuestionado, estoy feliz de no haberme
puesto las barreras que tantas veces me vencieron.